La criminología
positivista está inspirada en la psicología y la filosofía y tiene por objeto
de estudio al delincuente como un individuo diverso y no al delito como
concepto jurídico. Tiene como función determinar el comportamiento del
criminal, con el fin de combatirlo con técnicas que modifiquen su
comportamiento. En la orientación positivista impera la orientación patológica
y clínica de la criminología. Por su parte la escuela liberal clásica manifiesta
que el delito surge de la libre voluntad del individuo, y no de causas
patológicas, por lo que el derecho penal y la pena eran considerados como
instrumento legal para defender a la sociedad del crimen. Por otro lado, la
escuela positiva presenta una postura en donde el delito sí se considera como
un ente jurídico, e intenta abstraer el hecho del delito que lo liga a la
personalidad del delincuente y a su
historia biológica y psicológica, y también a su situación natural y social en
la que se ve inmersa su existencia. La escuela positivista no se enfoca tanto
en el delito, sino en el autor de éste, y en la clasificación topológica de los
autores.
Carrara concuerda con la teoría de la escuela positivista de
que el delito no es un ente de hecho, sino un ente jurídico, ya que su esencia
se basa en la violación de un derecho. Y agrega que, el delito se integra de
una parte teórica que es la verdad de la que se deriva el orden mismo, y de una
parte práctica que representa la autoridad de la ley positiva.
La base científica de
la moderna ciencia del derecho penal italiano es toda la teoría del delito que
se deriva de una consideración jurídica, entendido no como daños para la
sociedad, sino como hecho jurídicamente calificado: violación al derecho.
Para abordar el
derecho penal es necesario considerar la concepción filosófica, pero también
jurídica de los conceptos de delito, responsabilidad penal y pena.
El derecho penal es
el conjunto de normas jurídicas que
regulan la potestad punitiva del Estado mediante la pena, que constituye
el medio a través del cual el Estado reacciona ante el delito, y le permite
ejercer su derecho a castigar, el cual consiste en ceder una parte de la propia
libertad de cada persona. La esencia y la medida del delito se miden de acuerdo
al daño causado en la sociedad., que aunado a la defensa social constituyen los
elementos fundamentales de la teoría del delito y de la teoría de la pena. El
fin de la pena es la defensa social y representa un contra estímulo del impulso
criminoso y actúa de modo curativo y reeducativo, y no como método represivo.
El criterio para medir la pena, no se liga al hecho delictuoso, sino a las
condiciones del sujeto tratado, y su duración depende de la mejoría y la
reeducación del delincuente.
La nueva criminología considera el crimen como un
comportamiento definido por el derecho y el rechazo de la consideración del
delincuente como individuo diferente.
Considero que a lo largo de la historia de la criminología,
las diferentes escuelas se han enfocado en varios aspectos que forman parte del
estudio del crimen. Algunas de estas escuelas se enfocaron al estudio del
delincuente y su comportamiento para modificarlo y así reinsertarlo en la
sociedad; así como en los elementos patológicos y clínicos que desencadenan las
conductas delictivas. También se le consideró al delito como un acto de libre
albedrío, que debía castigarse mediante el trabajo conjunto del derecho penal y
de la ejecución de la pena, con el fin de defender a la sociedad y castigar al
criminal.
Sin embargo, es muy importante destacar que el delito, al
perpetuarse por un ser humano, necesita estudiarse integralmente por varias
disciplinas que evalúen todo el contexto en el que se ve inmerso el criminal
antes, durante y después de perpetuar un crimen. Es por ello que hoy en día, la
criminología se basa en los fundamentos de la psicología que estudia la conducta,
los procesos mentales y la personalidad del hombre; la sociología que se
encarga de evaluar los fenómenos colectivos realizados por la actividad social
en su contexto histórico-social, y la antropología social y cultural que conoce
del ser humano sus costumbres, relaciones familiares, estructura social, forma
de alimentación, creencias y relaciones humanas, para entender y analizar las
causas del crimen, los remedios del comportamiento antisocial, la incidencia
del criminal, las diferentes formas de crimen, las reacciones sociales, y por
supuesto, las regulaciones gubernamentales, ya que no se puede tratar al delito
como una simple enfermedad a la que sólo se le debe controlar o curar en un
hospital, sino que además de esto, se debe indicar el medio por el cual el
Estado debe reaccionar frente al delito: la pena, que se pagará en un centro de
rehabilitación social penitenciario.
En conclusión, a través de la historia, la criminología ha
ido formulando sus fundamentos con base en diferentes disciplinas, que hoy en
día las más importantes son: la antropología social, la psicología y la
sociología, que ayudan al análisis de los casos, para que el derecho penal sea
el que decida si hay delito o no y la penalización que deba conferirse.
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