El Poder Psiquiátrico, “Clase
del 23 de enero de 1974”. Michel Foucault.
En esta cátedra, el historiador,
teórico y filósofo de las ciencias sociales Michel Foucault, habla sobre el
poder que tienen los psiquiatras para intensificar la realidad frente a la
locura (y de cómo ésta no se cuestiona, sino más bien se revela mediante
distintos mecanismos: el interrogatorio, la confesión, el magnetismo, la
hipnosis y las drogas) para llegar a la verdad.
Con el interrogatorio y la
confesión se intenta ubicar al individuo en su realidad social preguntándole ¿Quién
es? ¿Cómo se llama? ¿Quiénes son sus familiares?, y al mismo tiempo, hacer que
se dé cuenta de la locura que le ha atribuido la sociedad.
Por su parte, el magnetismo y la hipnosis
se presentan en un lugar disciplinario: el asilo, en donde no se puede dar
cabida a la locura, ya que lo que se le recomienda al paciente es distraerse:
leer, trabajar, dibujar, mantenerse ocupado, etc.
Y finalmente el uso de la drogas
como el éter, cloroformo, opio, etc., para tranquilizar y amansar al paciente.
Foucault cuestiona el hecho de que
los psiquiatras traten de hacer que el paciente siga las normas y se conduzca
de manera adecuada alejándose de los pensamientos que le hacen mal, pero por
otro lado, que estos especialistas también empujen al individuo a aceptar su
locura, mediante los mecanismos antes mencionados.
En esta cátedra además se aborda la
verdad que muestra el ámbito científico, aquélla que se presenta en todo lugar y todo momento; la
verdad demostrativa, considerada como una verdad continua y construida, y la
verdad acontecimiento, que se presenta en ciertos lugares y en momentos
específicos.
La psiquiatría se dedica a estudiar
las enfermedades mentales con el fin de prevenirlas, evaluarlas, diagnosticarlas,
tratarlas y rehabilitarlas en cada individuo para que éste logre adaptarse en
todas las esferas de la vida. Y para poder afrontar los diversos trastornos
mentales, esta especialidad considera factores biológicos, psicológicos,
socio/culturales y antropológicos para determinar los efectos mentales y ambientales
sobre el comportamiento del paciente. Es por ello que el psiquiatra debe tener
la habilidad de prevenir un episodio de crisis, evaluar las condiciones que la disparan
y así modificarlas mediante la intensificación de la realidad frente a la supuesta
locura o problema, para que permita que se exprese el trastorno mental. Considero
que se trata de enfrentar al paciente con aquello que enferma su psique
mediante un recurso indispensable: el diálogo, que en este caso debe entablarse
entre el especialista y el paciente, ya que en esta relación el psiquiatra
descubre y conoce los antecedentes que desencadenaron tal o cual conducta o
trastornos en el individuo, que llevan al conocimiento de la verdad, con el fin
de modificar sus esquemas de pensamiento y generar un cambio de conducta.
Si bien es cierto que el
psicoanálisis u otras técnicas psiquiátricas son funcionales, los psicofármacos
ayudan sustancialmente más a contrarrestar los síntomas de los trastornos
mentales, porque trabajan directamente con los neurotransmisores, encargados de
las manifestaciones cognitivas, emocionales y conductuales inherentes en los
problemas psíquicos.
Ahora bien, si avocamos este tema
al Derecho Penal, en cuanto a la comisión de delitos, podría decir que es una
situación análoga lo que vive por una parte el delincuente y el paciente y por
otra el juez y el psiquiatra, porque al final del día, el individuo sujeto a
interrogatorios y confesiones, vive una lucha física y mental por saber si lo
consideraran culpable y si tendrá la fortaleza de resistir las aseveraciones
que se hagan en su contra; provocando que de disminuir dicha fortaleza, pierda
el juego en el enfrentamiento, y por tanto, se le pueda condenar, o bien,
encerrar.
Foucault cuestiona en este análisis
por qué el interés de los psiquiatras por indicar la pertenencia eventual del
crimen a la enfermedad mental, y yo infiero que si a una persona se le
diagnostica locura, es un criminal en potencia que en cualquier momento puede
representar un peligro para la sociedad, porque deja de percibir la realidad y
empieza a crear un mundo alterno a esa realidad, que es su locura. Sin embargo,
en la frase antes referida “pertenencia eventual del crimen a la
enfermedad mental” mi opinión es que no todos los criminales están locos, y
menos si su delito lo cometen con una razón o justificación, desde el punto de
vista de su interés.
Los psiquiatras y jueces son las
autoridades especializadas en descubrir la personalidad de una persona y la verdad
o falsedad de sus testimonios, mediante los interrogatorios que cada
especialidad utiliza para llevar al individuo a la crisis que lo hunda o lo
saque avante en la lucha por la demostración de su correcto actuar.
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